¡¡¡A las ricas castañas!!!
La mañana comenzaba, por fín, algo fresquita. El otoño hacía sus primeros guiños y nosotros lo celebramos con una tradición que seguro todos los papis y abuelos recuerdan con nostalgia, ¡ asar castañas!
Al pasear por nuestras calles, el olor que desprendían de una sartén con agujeritos, y que con tanto cariño hacía la castañera, nos lleva hasta nuestra niñez. ¡Ricas castañas! Vociferaba para que nos acercáramos y le comprásemos un cucurucho calentito.
Eso mismo, y en nuestro cole, junto a los papis y una simpática abuelita, castañera, lo hemos querido celebrar.
La castañera, a la que le encanta contar historias, nos ha relatado un cuento de otoño muy entrañable, «Tana, la castañera». Los niños la escuchaban con interés.
Después, en una mesa, los papis, ¡¡nos habían preparado unas ricas castañas, que estaban asadas y muy calentitas!!
Algunos las probaban por primera vez y otros decían ¡¡umm!! ¡qué ricas están!
Tanto les gustaron las castañas que quisieron compartirlas con los compañeros de 3 y 4 años, llevándoles a sus clases unas poquitas.
Los niños llenaban sus bocas y sus mofletes se inflaban sin dar abasto. Los padres, encantados con la actividad, no paraban de asar más castañas, bajo la supervisión de la castañera.
Y por un trabajo muy bien hecho, les agradecimos todo su esfuerzo y simpatía, con un grandioso aplauso y estupendas canciones de otoño, que los niños les cantaron, además de enormes besos y un detallito en forma de mucha gratitud.
Así transcurrió la mañana la cual poco a poco se fue abriendo, dejándonos ver los rayos del sol.
Finalmente, en clase, cada uno pudo colorear y recortar su propia castañera para llevársela a casa y poder contar a sus papis lo vivido en el cole, en esta mañana ya otoñal.
Tan contentos estaban que las canciones del otoño de nuevo se volvieron a escuchar, para despedirnos hasta el lunes, deseándonos … ¡buen fin de!
La experiencia les ha encantado tanto a los niños como a los padres, que estaban encantados con las reacciones de ellos.